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Orígenes del Yoga Físico y Postural: Vijayanagara

Descubrimientos arqueológicos recientes han reconfigurado nuestra comprensión de la historia del yoga postural en la India precolonial. Particularmente, la evidencia visual de los templos de Vijayanagara en Hampi, Karnataka, arroja luz sobre la práctica de āsanas complejas y no sentadas por ascetas y yogis Śaiva en el siglo XVI. Estos hallazgos desafían la narrativa convencional de que el yoga postural moderno se desarrolló exclusivamente en tiempos mucho más recientes y destacan las raíces antiguas de estas prácticas. Al integrar registros textuales y visuales, obtenemos una comprensión más matizada del pasado del yoga, revelando una rica tradición de práctica postural que se remonta siglos atrás

Redescubrimiento de Esculturas Antiguas

Durante el trabajo de campo en Hampi en enero de 2016, Seth Powell, autor de «Etched in Stone: Sixteenth-century Visual and Material Evidence of Śaiva Ascetics and Yogis in Complex Non-seated Āsanas at Vijayanagara», fotografió numerosas esculturas que representan a ascetas realizando āsanas complejas. Estas esculturas, encontradas en los pilares de los templos de Vijayanagara, datan de principios del siglo XVI y representan algunas de las primeras evidencias visuales de posturas avanzadas no sentadas en el sur de la India. Las detalladas tallas incluyen posturas de pie, inversiones y poses de equilibrio intrincadas, muchas de las cuales tienen una notable similitud con las posturas modernas de yoga. Powell (2018) mencionaba que «si bien algunas de estas imágenes han sido documentadas por los historiadores del arte Anna Dallapiccola, Anila Verghese (1998) y Richard Shaw (2011), la mayoría de las posturas no han sido identificadas, y muchas de las figuras permanecen completamente sin contabilizar en la investigación existente».

Una Genealogía Preliminar del Āsana

Para contextualizar estos hallazgos, es esencial trazar la genealogía del yoga físico y postural hasta el período medieval. Las primeras tradiciones de yoga, como se documenta en textos como el Pātañjalayogaśāstra; ‘Yoga Sutras de Patanjali’ (siglo IV-V), enfatizaban principalmente las posturas sentadas para la meditación. Sin embargo, para el período medieval tardío, es evidente un cambio significativo hacia las āsanas no sentadas tanto en los registros textuales como en el arte visual. Esta transición marca una expansión en el potencial anatómico y psicofísico de la práctica del āsana, allanando el camino para posturas más dinámicas y complejas.

Así, Mallinson ha señalado que «las primeras referencias textuales a āsanas no sentadas se han encontrado en grandes compendios tántricos Vaiṣṇava y Śaiva escritos alrededor del cambio del primer milenio» (Mallinson 2014). Aunque no están dedicados exclusivamente a los objetivos del yoga, contienen importantes enseñanzas yóguicas que, hasta la fecha, han sido escasamente estudiadas. El Vaiṣṇava Pāñcarātrika Vimānārcanākalpa (c. siglo X) enseña la postura de equilibrio con dos brazos, mayūrāsana (‘postura del pavo real’), mientras que el Kubjikāmatatantra (c. siglo X), la ‘escritura principal’ de la rama Paścimāmnāya del Kaula Śaivismo asociada con Matsyendranātha (Sanderson 2002, 1), es quizás el primer texto en enseñar otra importante postura de equilibrio con dos brazos, kukkuṭāsana (‘postura del gallo’), donde se describe como un karaṇa tántrico. Durante los siglos XII al XV, por primera vez en los Yogaśāstras, comenzamos a encontrar estos mismos āsanas no sentados. El Vasiṣṭhasaṃhitā (1.67–82) describe diez āsanas, incluyendo mayūrāsana y kukkuṭāsana; el Yogayājñavalkya (3.1-18) describe ocho, incluyendo mayūrāsana; mientras que el Śivayogapradīpikā (2.12) también lista diez, incluyendo ahibhujāsana, un nombre variante de mayūrāsana, aunque no proporciona descripción.

El Imperio Vijayanagara y Sus Templos

El Imperio Vijayanagara (1336-1565 CE), con su capital en Hampi, fue una vibrante civilización cosmopolita en el sur de la India. Los gobernantes del imperio eran conocidos por sus grandiosas actividades de construcción de templos, que servían como centros de comercio, adoración y expresión cultural. La detallada arquitectura, inscripciones y esculturas de estos templos ofrecen valiosas perspectivas sobre la vida religiosa y social del período.

El complejo del templo de Tiruvēṅgaḷanātha, uno de los últimos templos importantes construidos antes de la caída del imperio, alberga numerosas esculturas de ascetas en posturas yóguicas complejas. Estas representaciones sugieren una estrecha interacción entre los artistas y las tradiciones vivas del yoga de la época, destacando el estilo descriptivo y observacional de los escultores de Vijayanagara.

Los Nātha Yogis y las Tradiciones de Haṭhayoga

Las esculturas en Hampi proporcionan evidencia de los Nātha yogis realizando técnicas asociadas con el Haṭhayoga. La tradición Nātha, fundada por Matsyendranātha y su discípulo Gorakṣanātha, sintetizó antiguas prácticas ascéticas (tapas) con tradiciones de yoga tántrico. La influencia de estas tradiciones es evidente en las complejas āsanas no sentadas representadas en los relieves del templo.

El Haṭhapradīpikā (1450 CE) y otros textos de yoga medieval documentan varias āsanas no sentadas, incluyendo posturas de equilibrio e inversiones, que se alinean con la evidencia visual en Hampi. Esto sugiere una floreciente tradición de prácticas físicas de yoga complejas en el sur de la India durante el período Vijayanagara.

Contexto Sociopolítico y Religioso de Vijayanagara

El Imperio Vijayanagara, nombrado así por su capital «la ciudad de la victoria» (Vijayanagara), se extendía a lo largo del río Tuṅgabhadrā en el norte de Karnataka. Considerado uno de los mayores imperios que el sur de la India ha conocido, los reyes de Vijayanagara gobernaron desde aproximadamente 1336 hasta 1565 d.C., rivalizando con los sultanatos del Deccan y el Imperio Mughal en el norte. La historiografía temprana de Vijayanagara a menudo enmarcaba el ascenso del imperio en términos ideológicos religiosos, como un reino hindú que buscaba afirmar su soberanía frente a la opresión de un norte musulmán inminente. Sin embargo, estudios más recientes han enriquecido esta narrativa religiosa dicotómica o abierta.

Los gobernantes de Vijayanagara no solo permitieron el culto islámico y la construcción de mezquitas dentro de la ciudad capital, sino que también adoptaron libremente los idiomas culturales, reales y políticos islamitas en la corte, incorporando características de la arquitectura islámica y empleando soldados musulmanes en el ejército. No obstante, está claro por el registro epigráfico que los gobernantes de Vijayanagara cultivaron una identidad conscientemente hindú, aunque las lealtades sectarias específicas cambiarían con el tiempo.

El Estilo Escultórico de Vijayanagara

La tradición escultórica de Vijayanagara continuó madurando hacia finales del siglo XV y principios del XVI, mientras los escultores comenzaron a centrarse en el embellecimiento de nuevos salones con pilares dentro de los grandes complejos de templos. Los artesanos comenzaron a experimentar con técnicas para tallar figuras de los grandes bloques de granito nativos de la región de Hampi. Crearon pilares compuestos «constituidos por ejes centrales y grupos de columnillas y pilares subsidiarios adornados con figuras tridimensionales» humanas, animales y divinas «emergiendo», como si fueran estatuas independientes.

Miles de estas figuras esculpidas tridimensionales se pueden encontrar hoy en los restos de los muchos salones (maṇḍapa) que decoran los principales complejos de templos en Hampi. Los programas iconográficos de estos maṇḍapas presentan una amplia gama de elementos idealizados y descriptivos. Mientras que para las esculturas de deidades e iconos religiosos, los escultores de Vijayanagara generalmente seguían las pautas artísticas de los textos prescriptivos (śilpaśāstra), para «la representación de seres humanos, sin embargo, se basaban más en la observación que en las prescripciones de los textos». Esto se refleja en la atención detallada que se presta a los variados estilos de vestimenta, joyería, peinados, accesorios, y en el caso de las posturas yóguicas, la atención minuciosa a posiciones específicas y la anatomía física.

Identidad Religiosa y Yogui

La observación detallada y la orientación descriptiva de los artesanos de Vijayanagara sugiere que estas figuras que realizan posturas yóguicas no son simplemente representaciones idealizadas o genéricas de seres semi-divinos, sino que apuntan a un contacto con tradiciones vivas de yoga y ascetismo bajo el imperio.

Referencias

  • Powell, Seth. «Etched in Stone: Sixteenth-century Visual and Material Evidence of Śaiva Ascetics and Yogis in Complex Non-seated Āsanas at Vijayanagara.» Journal of Yoga Studies, vol. 1, 2018, pp. 45-106.
  • Birch, Jason. «Haṭhayoga’s Early History: From Vajrayāna Sexual Restraint to Universal Haṭhayoga.» Journal of the American Oriental Society, vol. 131, no. 4, 2011, pp. 527-554.
  • Dallapiccola, Anna L., y Anila Verghese. Sculpture at Vijayanagara: Iconography and Style. Manohar Publishers & Distributors, 1998.
  • Mallinson, James. «Nāth Sampradāya.» Brill’s Encyclopedia of Hinduism, vol. 3, 2011, pp. 407-428.
  • Singleton, Mark. Yoga Body: The Origins of Modern Posture Practice. Oxford University Press, 2010.
  • Verghese, Anila. Religious Traditions at Vijayanagara: As Revealed Through Its Monuments. Manohar Publishers & Distributors, 1995.

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