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Breve guía del yoga, sus orígenes, tipos y prácticas.
El Hatha Yoga es una de las prácticas más antiguas del yoga, que se centra en las posturas físicas (asanas), técnicas de respiración (pranayama) y meditación. Es perfecto tanto para principiantes como para yoguis experimentados que buscan profundizar en su práctica.
La palabra «yoga» deriva del sánscrito «yuj» y significa «unión», aludiendo a la integración de la mente, el cuerpo y el espíritu.
A lo largo de los años, el yoga ha evolucionado en diversas formas, y la versión que predomina actualmente en Occidente es la que enfatiza las posturas físicas. Este tipo de yoga se ha vuelto extremadamente popular, no solo por sus beneficios para mejorar la flexibilidad y la fuerza física, sino principalmente porque permite una concentración total en el cuerpo mediante las posturas y la respiración, facilitando así la detención del flujo constante de pensamientos y una conexión más profunda con uno mismo y lo divino. Por esta razón, el yoga representa la unión del cuerpo, la mente y el alma.
Entre las variantes más reconocidas del yoga hoy en día se encuentran el Hatha Yoga, Ashtanga Yoga, Kundalini Yoga, Vinyasa Yoga y Bikram Yoga, entre otros.
No obstante, antes de profundizar en estos estilos modernos de yoga, es importante conocer sus orígenes y su evolución. Entender cómo hemos llegado hasta aquí enriquecerá tu práctica y te proporcionará una perspectiva más completa.
El yoga se originó en la India hace más de 5,000 años y no tiene un único fundador, sino que emerge de las profundas tradiciones espirituales y filosóficas de los vedas.
No obstante, es muy difícil precisar el origen histórico del yoga y existen divergencias de opiniones al respecto. Algunos autores consideran que tiene una antigüedad de más de cinco mil años, es decir, que sería anterior a los “Veda” (los libros más antiguos del mundo). Otros por el contrario afirman que tiene su origen dentro del marco de los “Veda”.
Es evidente que el yoga, entendido como actitud personal de búsqueda y desarrollo interno, es muy anterior a dichos textos. Las técnicas yóguicas que hoy conocemos es posible que no sean tan antiguas. Algunos autores como Mircea Eliade, sostienen que el yoga ya era conocido y practicado en la antigua civilización del Indo que floreció en los milenios tercero y segundo a.C. Las excavaciones arqueológicas realizadas en más de sesenta lugares entre el mar de Arabia y la cordillera de los Himalayas así lo evidencian. Se han descubierto numerosas figuritas de personas practicando posturas yóguicas y de meditación.
La milenaria cultura del yoga debe su evolución a los sabios de la antigüedad, que desarrollaron y aplicaron sus enseñanzas de acuerdo a las características de su época. En la antigüedad, las enseñanzas eran reveladas secretamente de maestro a discípulo, en una cadena que ha llegado hasta nuestros días. Con el paso del tiempo gran parte de las enseñanzas fueron transcritas, pero otra parte permanece oculta y solamente puede accederse a ellas a través del contacto directo con el maestro.
En cuanto los textos clásicos son los “Veda” donde se menciona el yoga por primera vez, y aunque no revelan las prácticas, si aluden a conceptos clásicos del yoga, como el concepto de prana o energía y su vinculación directa con la respiración. También hacen referencia a la existencia de los centros y canales psíquicos-energéticos (chakras y nadis). Los “Upanishads” que son los últimos “Veda” contienen la esencia de estos y en ellos ya adquieren una base solida y una forma definitiva. El mensaje esencial de los “Upanishads” es que el Ser (esencia de uno mismo) solo puede conocerse a través de la unión (yoga) y no por la especulación. El ser no puede realizarse fuera de uno mismo, sino en nuestro interior más profundo. Los “Upanishads” describen ampliamente la energía o prana y sus implicaciones, los canales energéticos (nadis), el concepto de kundalini (energía primordial que yace dormida en el área del perineo), la meditación, el espíritu del karma yoga (yoga de la acción), a concentración en el mantra Om, posturas, etc…Sin embargo, aunque son textos que desarrollan una gran información, lo hacen de una manera desordenada y nunca sistemática. Su interés no es enseñar sino inspirar y sugerir.
Otros textos importantes en los que se mencionan aspectos de yoga son: “Mahabharata”, “Ramayana” y “Yoga Vashishtha”. Posteriormente aparecieron los yoga Sutras de Patanjali donde por primera vez se sistematiza la práctica del Raja yoga (Yoga Mental). Más tardíamente se escribieron otros muchos textos, entre los que se encuentran los que describen el Hatha yoga (yoga físico): “Hatha yoga Pradipika”, “Goroksha Samhita”, “Gheranda Samhita”, etc…
Uno de los textos más antiguos y renombrados es el Yoga Sutra de Patanjali, datado en el siglo V antes de Cristo. Este documento representa una de las primeras sistematizaciones formales del yoga y ha tenido un impacto significativo en su desarrollo y difusión a lo largo de la historia.
Patanjali definió el yoga, mediante el sutra nº2 de la siguiente manera:
yogaḥ citta-vṛtti-nirodhaḥ
yoga es el cese de las fluctuaciones mentales.
En su obra, Patanjali esbozó el yoga dentro de un marco estructurado en 8 pasos o ramas:
El Yoga Clásico o sistema de yoga de Patanjali definido en sus «Yoga Sutras» consta de ciento noventa y seis aforismos (sutras). En una parte de ellos se detalla perfectamente, con palabras concisas, la técnica para alcanzar el estado de Yoga compuesta por ocho pasos que todo practicante debe conocer y perfeccionar:
La utilidad de los códigos Yama y Niyama reside en disolver la fricción entre las acciones externas y las actitudes internas. Los códigos sirven en todo el ámbito de la actividad humana, ayudando a apaciguar la mente y al lograrse la armonía interior, generando una energía positiva. Esta energía positiva se refleja en las acciones y decisiones que uno toma y, como resultado, puede generar una mejora en la calidad de vida.
Estos pasos no necesariamente se siguen de manera secuencial; originalmente se presentaban seis caminos que permitían adaptar las ramas a las características individuales de cada practicante:
Cada rama incorpora estos pasos en diferentes medidas pero todas apuntan al mismo objetivo.
El Hatha Yoga, conocido por sus ejercicios físicos, se ha popularizado en Occidente debido a sus beneficios físicos y porque, al centrarnos completamente en nuestro cuerpo mediante las posturas de yoga, conseguimos el cese de las fluctuaciones mentales y abrimos una puerta a la espiritualidad. Como se mencionó al principio, el yoga es la unión de cuerpo, mente y alma, y las posturas físicas del Hatha son uno de los caminos para alcanzar esta unión.
A partir del Hatha, han evolucionado los diversos tipos de yoga «modernos» o actuales.
Esta lista proporciona una amplia visión de algunas de las posturas de yoga más representativas y populares.
Posturas Especiales y de Meditación:
Para profundizar en el origen histórico de las âsanas, puedes consultar la obra clásica Hatha Yoga Pradipika, uno de los primeros textos que documenta detalladamente estas prácticas.
El yoga no es solo una actividad física; es una práctica integral que beneficia el cuerpo, la mente y el espíritu. Esta antigua disciplina ha ganado popularidad mundial debido a este enfoque y sus amplios beneficios. Algunos de los más significativos, contrastados por diversos estudios, son:
1. Mejora de la Flexibilidad y la Fuerza
El yoga es ampliamente reconocido por su capacidad para mejorar la flexibilidad. Las posturas, conocidas como asanas, estiran los músculos y aumentan el rango de movimiento. Con práctica regular, las posturas también ayudan a fortalecer los músculos del cuerpo, incluyendo algunos que raramente se utilizan en otras formas de ejercicio.
2. Reducción del Estrés y Mejora de la Salud Mental
Una de las razones principales por las que muchas personas se acercan al yoga es su efectividad en la reducción del estrés. A través de técnicas de respiración controlada (pranayama) y meditación, el yoga ayuda a calmar la mente y reduce la tensión. Regularmente practicar yoga puede disminuir significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo un estado de relajación y bienestar.
3. Promoción de la Salud Cardiovascular
El yoga no solo calma la mente, sino que también beneficia al corazón. Estudios han mostrado que practicar yoga puede ayudar a disminuir la presión arterial, reducir el colesterol y mejorar la circulación sanguínea, factores clave en la prevención de problemas cardiovasculares.
4. Alivio del Dolor Crónico
Numerosos estudios sugieren que el yoga es efectivo en el manejo del dolor, especialmente para aquellos que sufren de dolencias crónicas como la artritis o el dolor de espalda. Las posturas y los estiramientos del yoga pueden mejorar la alineación del cuerpo y aliviar la tensión, lo que a menudo contribuye a una reducción en la percepción del dolor.
5. Mejora de la Respiración
El control de la respiración es un componente fundamental del yoga. Pranayama, o ejercicios de respiración, enseña a tomar respiraciones más profundas y más eficientes. Mejorar la respiración puede aumentar la capacidad pulmonar y mejorar el rendimiento en actividades físicas y mentales.
6. Aumento de la Conciencia Corporal
El yoga mejora la «propiocepción» o conciencia de tu cuerpo y sus movimientos en el espacio. Esta mayor conciencia puede promover un mejor equilibrio y coordinación, y también puede ayudar a modificar posturas corporales inadecuadas en la vida diaria.
7. Apoyo en la Gestión del Peso
Aunque no todas las formas de yoga son intensas, algunas variantes como el Vinyasa pueden ser bastante vigorosas. Además, el yoga ayuda a regular los niveles de estrés y ansiedad, factores que a menudo contribuyen al sobrepeso y la obesidad.
8. Fomento de un Estilo de Vida Más Saludable
La práctica del yoga a menudo conduce a un aumento de la autoconciencia y una mayor atención hacia las necesidades del cuerpo. Esto puede traducirse en mejores hábitos alimenticios y un mayor deseo de cuidar mejor de uno mismo en todos los aspectos de la vida.
En cuanto a la práctica se refiere, el objetivo está en función de los intereses del practicante. Al yoga llegan personas con motivaciones, intereses y expectativas muy distintas.
Mientras que para unos puede convertirse en el medio de obtener relajación, descanso y equilibrio, para otros es la forma de desarrollar su mente y aumentar su capacidad de concentración.
Muchos se acercan al yoga buscando la forma de conocerse mejor a sí mismos y aprovechar más eficazmente su potencial. Para las personas enfermas, comienza siendo una terapia complementaría. En muchos casos la práctica de yoga se convierte en la vía hacia un conocimiento superior y la realización personal. El objetivo lo marca el propio practicante y el yoga no pide creer en nada, salvo lo que uno experimente por si mismo.
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