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Hatha Yoga Pradipika: Capítulo Primero ÂSANA

El Hatha Yoga Pradipika, compuesto por Svatmarama en el siglo XV, alrededor del año 1450, es un tratado clásico y uno de los textos más influyentes sobre yoga. En su primera parte, se centra en las prácticas y principios fundamentales de las âsanas o posturas físicas, que constituyen la base para la práctica más profunda del yoga. Este texto no solo presenta técnicas detalladas para la ejecución de diversas posturas, sino que también profundiza en los aspectos espirituales y terapéuticos de la práctica del yoga.

El capítulo inicial del Hatha Yoga Pradipika es esencialmente una guía para establecer una base sólida en el camino del yoga. La meticulosa descripción de las posturas y las condiciones ideales para la práctica nos revela que el hatha yoga no es solo un ejercicio físico, sino una disciplina integral que involucra el cuerpo, la mente y el espíritu. En la actualidad, estos principios siguen siendo relevantes, ya que nos enseñan la importancia de la preparación, la paciencia y el respeto por nuestro propio proceso individual de crecimiento y descubrimiento.

Las enseñanzas de Svatmarama destacan que el hatha yoga es un camino hacia el rajayoga, el «yoga real» o la unión espiritual, lo que subraya su valor no solo como una forma de cuidado físico sino como un medio para alcanzar la paz interior y la claridad mental. En un mundo donde el estrés y la desconexión frecuentemente dominan nuestras vidas, la práctica del hatha yoga ofrece un refugio y una técnica para cultivar un equilibrio duradero y una salud integral.

Además, el Hatha Yoga Pradipika nos recuerda que el éxito en la práctica del yoga requiere dedicación y respeto por las tradiciones y las enseñanzas de los maestros. Esta primera parte del texto, al enfocarse en las âsanas, nos prepara para adentrarnos en prácticas más profundas de meditación y autoconocimiento que se desarrollarán en los capítulos siguientes. Así, nos proporciona las herramientas no solo para mejorar nuestra salud física, sino para iniciar un viaje de exploración y mejora personal que es tanto relevante como necesario en el mundo contemporáneo.

HATHA YOGA PRADIPIKA – Svatmarama
CAPÍTULO PRIMERO – ÂSANA

Saludo y presentación

1.1. Saludo a Shiva, el primer Señor del Yoga que enseñó el hathavidya a (su esposa) Parvati el cual, como una escalera, conduce hacia el rajayoga.

1.2. El yogui Svatmarama, después de saludar solemnemente a su maestro, establece desde el principio
que el hathavidya es solamente un medio para la realización del rajayoga.

1.3. Para quienes vagan en la oscuridad de las diferentes doctrinas en conflicto, incapaces de seguir el rajayoga, el compasivo Svatmarama ofrece la luz del hathavidya.

1.4. Svatmarama aprendió el hathavidya de los maestros Goraksha y Matsyendra.

1.5—9. Shiva, Matsyendra, Shabara, Anandabhairava, Chaurangi, Mina, Goraksha, Virupaksa, Bilesaya,
Manthana, Bhairava, Siddhi, Buddha, Kanthadi, Korantaka, Surananda, Siddhapada, Carpati, Kaneri,
Pujyapada, Nityanatha, Niranjana, Kapali, Vindunatha, Kaka, Chandisvara, Allama, Prabhudeva, Groda, Choli, Tintini, Bhanuki, Naradeva, Khanda, Kapalika y otros mahasiddhas, habiendo conquistado el tiempo por medio del hathayoga, exiten aún en el universo.

1.10. El hathayoga es un refugio para quienes padecen de los tres tipos de dolor. Para todos los que se dedican al yoga, el hathayoga es la base que soporta su práctica.

1.11. El yogui que desee el éxito debe mantener el hathayoga en riguroso secreto, pues sólo así es efectivo. Cuando se divulga indiscriminadamente pierde todo su poder.

Lugar para la práctica

1.12. Se debe practicar hathayoga en una pequeña y solitaria ermita (matha), libre de piedras, agua y fuego, en una región donde impere la justicia, la paz y la prosperidad

1.13. La matha debe tener una pequeña puerta y carecer de ventanas. El piso ha de estar nivelado y sin hoyos, sin ser demasiado alto ni demasiado bajo, y ha de conservarse muy limpio (cubierto de estiercol de vaca) y libre de insectos. El exterior debe ser agradable, con una entrada (mandapa), una plataforma elevada y un pozo de agua. El conjunto ha de estar rodeado por un muro. Estas son las características
de la ermita descritas por los siddha del hathayoga.

1.14. En tal lugar el yogui, libre de toda preocupación, se dedicará únicamente a la práctica del yoga siguiendo las instrucciones de su guru.Requisitos para la práctica.

1.15. El yogui fracasa por exceso de comida, agotamiento físico, charlatanería, ascetismo exagerado, compañía inadecuada e inquietud.

1.16. El éxito en el yoga depende del esfuerzo, la valiente determinación, la audacia, el conocimiento discriminativo, la perseverancia, la fe (en las enseñanzas del guru) y el alejamiento de toda compañía (superflua).

Actitudes previas

Las diez yama son: ahimsâ, satya, asteya, brahmacarya, paciencia, fortaleza de espíritu, compasión, honestidad, moderación en la dieta y shauca.
Las diez niyama son: tapas, shantosha, espíritu religioso, caridad, îshvarapranidhana, svadhyaya, sencillez, inteligencia, japa y yatna.Posturas.

1.17. En primer lugar se exponen las âsana, pues constituyen el primer paso del hathayoga. Las âsana se practican para lograr una postura estable, salud y flexibilidad.

1.18. A continuación se muestran algunas de las âsana adoptadas por sabios como Vasistha y por yoguis como Matsyendra

Posturas generales

1.19. Svastikâsana:sentarse en el suelo con el cuerpo erguido y las piernas dobladas colocando la planta de cada pie entre la pantorrilla y el muslo (de la pierna contraria).

1.20. Gomukhâsana: el pie derecho se coloca junto a la nalga izquierda y el pie izquierdo junto a la nalga derecha. Esta postura se parece a la boca de una vaca.

1.21. Virâsana: un pie se coloca encima del muslo contrario y el otro pie debajo (del otro muslo).

1.22. Kurmâsana: sentarse de forma equilibrada con los tobillos cruzados debajo del ano.

1.23. Kukkutâsana: en padmâsana, se introducen las manos entre los muslos y las pantorrillas; se apoyan firmemente en el suelo y se levanta el cuerpo.

1.24. Uttanakurmâsana: adoptando kukkutâsana (sin elevación del cuerpo), se agarra la nuca con los dedos de las manos entrelazados y se permanece así, como una tortuga boca arriba (con la espalda en el suelo).

1.25. Dhanurâsana: sujetando los dedos gordos de los pies con ambas manos, mantener una pierna estirada mientras se acerca la otra a la oreja, como si el cuerpo fuera un arco.

1.26. Matsyendrâsana: se coloca el pie derecho en la raíz del muslo izquierdo y el pie izquierdo junto a la parte exterior de la rodilla derecha; se agarra el pie izquierdo con la mano derecha y el derecho con la mano izquierda (pasando los brazos por detrás de la espalda); se permanece con el cuerpo girado todo lo que se pueda hacia la izquierda.

1.27. Esta postura incrementa el apetito estimulando el fuego gástrico (pitta); es un remedio contra las enfermedades mas mortíferas. Con su práctica regular se despierta kundalini y se detiene el néctar que se derrama desde la luna.

1.28. Paschimottanâsana: permanecer con las dos piernas extendidas en el suelo sujetando los dedos de los pies con las manos y apoyando la cabeza sobre las rodillas

1.29. Esta excelente âsana hace que el prâna fluya a través de sushumna, estimula el fuego gástrico (pitta), flexibiliza la espalda y elimina todas las dolencias que afectan a las personas.

1.30. Mayurâsana: se colocan las manos firmemente en el suelo y se eleva el cuerpo en el aire apoyando el vientre sobre los codos; el cuerpo se mantiene recto como un palo.

1.31. Esta âsana cura diversas enfermedades como gulma, udara y otras dolencias abdominales; elimina los desórdenes causados por el desequilibrio entre vata, pitta y kapha; facilita las digestiones pesadas y hace digerible incluso a kalakuta.

1.32. Savâsana: permanecer tendido en el suelo boca arriba como un muerto; esta âsana elimina el cansancio ocasionado por otras âsana y proporciona descanso a la mente.

Posturas de meditación

1.33. Shiva enseñó 84 âsana; se describen ahora las cuatro más importantes: siddhâsana, la padmâsana, simhâsana y bhadrâsana.

Siddhâsana

1.34. La más confortable de las cuatro, siddhâsana, debe practicarse siempre.

1.35. Siddhâsana: se aprieta con firmeza el talón izquierdo contra el perineo y se coloca el derecho justo encima del órgano sexual (a la altura del pubis), sujetando el pene entre los dos pies (en la versión femenina, el talón mas bajo debe colocarse contra los labios mayores de la vagina); se mantiene la barbilla contra el pecho y se permanece sentado en posición erguida, con los sentidos controlados y la
mirada fija entre las cejas. Siddhâsana permite atravesar la puerta que conduce a la perfección

1.36. Siddhâsana se realiza también colocando el talón izquierdo por encima del medhra o del yoni, y el
talón derecho por encima de éste.

1.37. Algunos llaman a esta variación siddhâsana; otros la conocen como vajrâsana, muktâsana o guptâsana.

1.38. Igual que entre los yama y niyama las prácticas mas importantes son la moderación en la dieta y ahimsâ, los siddha saben que la más importante de las âsanas es siddhâsana.

1.39. Entre las 84 âsana, se ha de practicar siempre siddhâsana, pues purifica los 72.000 nâdi.

1.40. El yogui que, practicando siddhâsana durante doce años, medita sobre su auténtica esencia (âtman) y come con moderación, logra el éxito (siddhi) en el yoga.

1.41. Si se domina siddhâsana y se logra contener prâna con la práctica de kevalakumbhaka, no son precisas las demás âsana.

1.42. Cuando se ha perfeccionado siddhâsana, se puede gozar del éxtasis proporcionado por el estado meditativo unmani-âvasthâ que surge por sí solo; los tres bandha aparecen de forma natural, sin esfuerzo.

1.43. No hay âsana como siddhâsana, ni kumbhaka como kevala, ni mudra como khechari, ni laya como nada.

Padmâsana

1.44. Padmâsana: se coloca el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho; se cruzan los brazos por la espalda y se cogen los dedos gordos de ambos pies, el del derecho con la mano derecha y el del iquierdo con la mano izquierda; se aprieta la barbilla contra el pecho y se fija la mirada en la punta de la nariz. Padmâsana cura las enfermedades del yogui

1.45—46. Colocar los pies sobre los muslos contrarios y las manos en el regazo con las palmas hacia arriba, una encima de la otra; fijar la mirada en la punta de la nariz y tocar con la lengua la raíz de los incisivos superiores; apretar la barbilla contra el pecho y elevar apana con suavidad mediante la contracción del ano (mûlabandha).

1.47. Ésta es (otra variación de) padmâsana, destructora de todas las enfermedades (únicamente) en personas de gran percepción.

1.48. Adoptar padmâsana con una mano sobre otra (en el regazo) y la barbilla firmemente apretada contra el pecho, meditar sobre brahma, contrayendo frecuentemente el músculo del ano para hacer subir apana. Análogamente, llevar prâna hacia abajo (contrayendo la garganta). De esta forma, se despierta kundalini y se logra el conocimiento supremo.

1.49. Sin duda alguna, cuando el yogui se sienta en padmâsana y controla el prâna inspirado a través de los nâdi, alcanza la liberación.

Simhâsana

1.50. Simhâsana: colocar los talones (con los pies cruzados) bajo el sexo, con el derecho tocando el lado izquierdo del perineo y el izquierdo tocando el lado derecho.

1.51. Colocar las palmas de las manos con los dedos extendidos sobre las rodillas; con la boca abierta, concentrar la mirada en la punta de la nariz.

1.52. Simhâsana es muy apreciada por los mejores yoguis. Esta excelente âsana facilita los tres bandha (mûlabandha, jalandharabandha y uddiyanabandha).Bhadrâsana.

1.53. Bhadrâsana: colocar los tobillos bajo el sexo a ambos lados del perineo, el derecho a la derecha y el izquierdo a la izquierda (con las plantas de los pies unidas).

1.54. Mantener los pies firmemente unidos con las manos y permanecer inmóvil. Bhadrâsana cura todas las enfermedades.

1.55. Esta âsana se denomina gorakshâsana por los yoguis avanzados (siddha) y el cansancio desaparece sentándose en esta ella.

Conclusión

1.56. Después de las âsana y las bandha, continúa la secuencia en la práctica del hathayoga con las distintas variaciones de kumbhaka, los mudra y la concentración en el sonido interior (nada).

Dieta moderada

1.57. Con toda seguridad, el brahmacarin que observe una dieta moderada y practique el hathayoga renunciando a los frutos de sus acciones, se convertirá en un siddha en el plazo de un año.1.58. Seguir una dieta moderada quiere decir alimentarse con comida agradable y dulce dejando siempre libre una cuarta parte del estómago y dedicando el acto de comer a Shiva.Dieta a evitar.

1.59. No se consideran adecuados para el yogui los alimentos amargos, agrios, picantes, salados o muy calientes; los vegetales verdes (distintos de los recomendados), las legumbres fermentadas, el aceite de semillas, el sésamo, la mostaza, las bebidas alcohólicas, el pescado, la carne, el requesón, el suero de la mantequilla, los granos de tipo chhaasa, la azufaifa, las tortas de aceie, la asafétida y el ajo.

1.60. También debe evitarse la comida recalentada, los alimentos secos, demasiado salados o ácidos, y los alimentos con mucha mezcla de vegetales (difíciles de digerir).

Hábitos

1.61. Al principio, deben evitarse el fuego, las relaciones sexuales y los viajes. Goraksha enseña que “al principio, el yogui ha de evitar las compañías inadecuadas, el calentarse junto al fuego, las relaciones sexuales, los viajes largos, los baños fríos por la mañana temprano, el ayuno y el esfuerzo físico exagerado”.Dieta recomendada.

1.62. Los siguientes alimentos son recomendados para el yogui: trigo, arroz, centeno, shashtika, productos hechos de cereales, leche, ghê, azúcar moreno, miel, jengibres eco, pepinos, patolaka, las cinco legumbres (jivanti, vastumulya, aksi, meghanada y punarnava), mung y agua pura.1.63. El yogui debe tomar alimentos nutritivos y dulces, mezclados con leche y ghê, que aumenten los dhatu y sean agradables.

Conclusiones

1.64. Cualquier persona que practique activamente yoga, ya sea joven o vieja, o incluso muy vieja, enfermiza y débil, puede convertirse en un siddha.

1.65. Cualquiera que practique puede lograr el éxito (siddhi), a menos que sea perezoso. No se logra triunfar en el yoga simplemente leyendo libros (shastras).

1.66. Tampoco se logra siddhi vistiendo de una forma determinada o conversando sobre yoga: sólo se triunfa a través de la práctica incansable. Sin duda, este es el secreto del éxito.

1.67. Mientras no se logre el triunfo en el rajayoga han de practicarse las diversas âsana, kumbhaka y mudra del hathayoga.

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