
Marzo de 2020 llegó con una realidad que nadie esperaba. El contacto físico, ese elemento tan fundamental en la terapia y en nuestra vida, se volvió imposible de la noche a la mañana. No fue una elección sino una necesidad: adaptarnos o abandonar el acompañamiento terapéutico cuando quizás era más necesario que nunca.
Lo que comenzó como una solución temporal ante la situación sobrevenida —esas pantallas que nos separaban y nos unían a la vez— reveló dimensiones inesperadas del trabajo terapéutico. Como señalaba Fritz Perls, fundador de la Gestalt, «el cambio ocurre cuando uno se convierte en lo que es, no cuando intenta convertirse en lo que no es». Y allí estábamos, siendo exactamente lo que éramos: seres adaptándonos a una nueva realidad. No idealizo el formato online. Pero he aprendido a trabajar con lo que hay, principio fundamental tanto en Gestalt como en yoga.
Los estudios posteriores han confirmado lo que intuíamos. Un metaanálisis publicado en el Journal of Clinical Psychology (2021) mostró que la eficacia de la terapia online es comparable a la presencial en múltiples parámetros. La investigadora Lori Gottlieb documentó cómo ciertas personas con ansiedad social o trauma muestran incluso mayor apertura en formatos virtuales.
El espacio terapéutico online ofrece particularidades que he aprendido a apreciar. La intimidad del hogar, donde te muestras tal como eres. La posibilidad de conectar desde cualquier lugar, eliminando barreras geográficas. La inmediatez de poder programar una sesión cuando surge una crisis, sin depender de desplazamientos.
Como señala la neurociencia, nuestro cerebro responde de manera específica a la presencia física. El investigador Stephen Porges habla de cómo la co-regulación nerviosa requiere sutiles señales corporales que a veces se pierden en lo digital. Reconozco estas limitaciones y trabajo con ellas, no contra ellas.
En estos años, he acompañado a personas atravesando separaciones, duelos, crisis existenciales y transformaciones profundas, todo a través de una pantalla que, paradójicamente, en lugar de distanciarnos, a menudo nos permitió un encuentro más directo, más esencial.
La terapia Gestalt, con su enfoque en la experiencia inmediata y la responsabilidad personal, se adapta sorprendentemente bien al formato online. Como decía Claudio Naranjo, discípulo directo de Perls y referente en la Gestalt hispanohablante: «No es la técnica sino la presencia consciente lo que cura». Y hemos comprobado como la presencia consciente puede manifestarse en este formato.
Si sientes que este enfoque resuena contigo, estaré aquí para acompañarte a encontrar tus respuestas.
Ana Madrid
- Luo, C., Sanger, N., Singhal, N., Pattrick, K., Shams, I., Shahid, H., Hoang, P., Schmidt, J., Lee, J., Haber, S., Puckering, M., Buchanan, N., Lee, P., Ng, K., Sun, S., Kheyson, S., Chung, D. C., Sanger, S., Thabane, L., & Samaan, Z. (2021). A comparison of electronically-delivered and face to face cognitive behavioural therapies in depressive disorders: A systematic review and meta-analysis. Journal of Clinical Psychology, 77(1), 16-37. https://doi.org/10.1002/jclp.23077
- Gottlieb, L. (2021). The pandemic has shown that online therapy can work for patients. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/opinions/2021/02/11/pandemic-has-shown-that-online-therapy-can-work-patients/
- Porges, S. W. (2020). The COVID-19 pandemic is a paradoxical challenge to our nervous system: A polyvagal perspective. Clinical Neuropsychiatry: Journal of Treatment Evaluation, 17(2), 135-138. https://doi.org/10.36131/CN20200220
- Naranjo, C. (2016). La vieja y novísima Gestalt: Actitud y práctica (3ª ed.). La Llave.
- Perls, F. (1969). Gestalt therapy verbatim. Real People Press.